La contaminación interior se debe principalmente a los materiales de construcción y a la estanqueidad cada vez mayor de los edificios, lo que da lugar a que el aire interior sea entre 2 y 5 veces más contaminado que el aire exterior. Y teniendo en cuenta que pasamos más del 90% de nuestro tiempo en el interior de los edificios, ya sea en nuestro hogar o en la oficina, hay que empezar a darle un poco más de importancia al aire que respiramos en nuestros edificios. Esta contaminación se genera por factores químicos, biológicos y físicos. Lo buenos que tiene una solución fácil, viable y económica.
Cuando nos encontramos ante el síndrome del edificio enfermo o síndrome de la casa enferma los usuarios pueden tener los siguientes síntomas: dolor de cabeza, irritaciones o picor de ojos, nariz o garganta, sequedad de las mucosas, irritación y eczemas en la piel, cansancio, falta de concentración, fatiga, afecciones respiratorias o hipersensibilidad ambiental.
En estos casos habría que realizar un estudio de la calidad del aire interior y mejorar la ventilación de nuestros edificios y hogares.